Max Besora EN RESiDENCiA en el Instituto Doctor Puigvert

Aterrizaje

Los/las alumnas preparan el encuentro con Max Besora investigando la obra y los registros de sus recitales y planteándose una serie de preguntas para hacerle el primer día. Besora les entrega un “objeto de poder”, con el que trabajarán a lo largo de la residencia.

Los meses de octubre, noviembre y diciembre son de tanteo y de experimentación. Besora trabaja para establecer un marco de escritura colectiva a partir de una serie de propuestas concretas que hacen, a veces, que los/las alumnas escriban, y otras, que se debata sobre la escritura, la lectura y la palabra. El grupo empieza por desactivar inercias y prejuicios que rodean a la escritura —de lo que entienden que es, o que puede ser, la escritura—. ¿Es lo que ya está escrito? ¿Es un diario personal? ¿Es lo que, sencillamente, tiene forma de libro? De estas primeras sesiones de debate, se desprenden dos ideas fundamentales que estarán presentes durante toda la residencia: 1) que la escritura es un espacio de libertad, de falta absoluta de restricción, de fabulación imaginativa, y 2) que escribir es un acto de amor, que no espera —necesariamente— ninguna respuesta.

Además de la reflexión y el debate, son meses de incentivación a la escritura. Besora partió del planteamiento que escribir consiste en inventar mundos, que funcionan de acuerdo con las mismas leyes que funcionan en nuestro mundo (cosa que generó debates interesantísimos sobre cuáles son estas leyes) o que pueden funcionar de acuerdo con leyes propias. A lo largo de las sesiones se trabaja sobre géneros literarios, sobre lo que constituye una anécdota. Se experimenta con cadáveres exquisitos y con la escritura automática. A partir de la entrevista de una de las candidatas de la NASA para comandar la primera expedición pilotada en Marte, se plantea un trabajo de escritura del dietario de esta expedición.

Besora también se va presentando a partir de lo que ha escrito, recita fragmentos de Vulcano, explica parte de su proceso de creación. En todo momento, la prioridad es desmontar la idea de que la escritura pasa por la redacción. Lo que se busca realmente es situar la imaginación en un primer plano para ver qué tipo de censuras, de miedos o de límites aparecen. Una vez aparecidos, el trabajo de Besora consiste en desmontarlos.  Hacia el final de estos meses, la reflexión se centra en la relación entre literatura y mundo, y entre literatura y nosotros mismos.

 

Despliegue

Tras las vacaciones de Navidad, todos los materiales que se habían escrito a lo largo del primer trimestre y la trenza de reflexiones que les había acompañado se empezaron a orientar hacia la definición de un proyecto de creación. En lugar de enfocar esta fase de la residencia hacia una obra final, Besora planteó la posibilidad de crear un mundo de ficción, y dejar para más adelante (para la fase final de la residencia) la pregunta por la presentación/explicación de este mundo. Con el fin de llegar al mundo, se decidió empezar por los personajes que lo habitan y se pidió a cada alumno que inventara un personaje. Pero ¿en qué consiste un personaje? ¿Es una suerte de anécdotas biográficas? ¿Un aspecto físico? ¿Una vocación, unos gustos? A la hora de inventarlos, se pidió que precisaran todo lo que, en el debate, se había acordado que era constitutivo de cualquier personaje.

El principio motor de esta segunda fase de la residencia es el trabajo con los heterónimos. La idea es que el alumnado no solo invente otra personalidad, sino que trabaje desde esta otra personalidad, que escriba sobre ella y desde ella. Idealmente, que en las dos horas de creación se relacionen también desde esta otra identidad con el resto de identidades. Se les pide, además, que dibujen a los personajes.

Una vez se ha definido uno, el trabajo de escritura se organiza a su alrededor: se le imaginan dietarios, que se escriben; secretos, que se confiesan; problemas, de los cuales se habla. A los personajes, además, hay que localizarlos, cosa que lleva al grupo a imaginarles contextos: casas, calles, ciudades, regiones, países. En este proceso, se reflexiona sobre la relación entre interior/exterior (sobre las maneras en que un malestar o una confidencia se manifiestan, por ejemplo) o sobre la importancia del contexto para entender un personaje. ¿Podemos pensarnos al margen de la relación con el entorno? ¿Y en qué consiste este entorno? ¿Lo podemos limitar a la familia, a los amigos, a la rutina? ¿O tenemos que incorporar perspectivas más amplias? Una vez se han creado todos estos contextos, que agrupan personajes y que se detallan tanto como es posible, se decide juntarlos a todos en un mismo mundo —excepto uno, que es un país-meteorito que viaja a través del espacio y que, naturalmente, acaba impactando en el planeta del resto—, cosa que facilita la interacción entre personajes, líneas narrativas y problemas establecidos previamente.

A lo largo de los meses que van hasta Semana Santa, el grupo se dedica a inventar el mundo, es decir, a poblarlo de historias que convocan a dos o más personajes de dos o más países. A menudo, se trabaja a partir de una premisa que propone Max Besora: que en los países de origen se produce algún tipo de cataclismo o de conflicto, y que los personajes se tienen que trasladar a alguna de las regiones que han inventado los otros compañeros, por ejemplo. Se trabaja, sobre todo, en torno a las nociones de conflicto y de trayecto.

En una de las revisiones del material que se ha ido escribiendo a lo largo de este proceso, se establecen tres líneas de trabajo: el secreto, la migración y la identidad política (que acaba cuajando en una reflexión sobre el feminismo). Y se empieza a plantear la pregunta de cómo se puede exponer este mundo, y cuál sería el formato ideal para hacerlo.

 

 

Cierre

Los dos últimos meses de residencia son meses de trabajo intensivo, que se orienta en dos direcciones: por una parte, la reflexión sobre el formato con que se presentará este mundo; por otra, la selección, la revisión y la reescritura de los textos. El debate sobre el formato ha resultado en la idea de montar un libro-antología de los mejores textos generados sobre y desde este mundo. La pregunta “¿Pero qué quiere decir ‘mejor’?” es motivo de reflexiones diversas y, al final, cada alumno y cada grupo de alumnos (responsables de textos colaborativos) escoge el texto que cree que encaja mejor en la antología, y del que está más satisfecho. Esta decisión, que se revisará posteriormente, ayuda a definir un primer corpus sobre el que se trabajará. También se decide firmar la obra bajo un nombre colectivo: “disset + u” (diecisiete + uno).

La idea rectora de esta última fase es la de hacer pasar el texto que se quiera tomar como definitivo por las fases por las que pasaría un texto en un circuito profesional: edición de mesa, corrección, maquetación, diseño de portada, diseño de libro, impresión, distribución y presentación comercial. Aprovechando que Max Besora participa en la Feria Internacional de Buenos Aires como autor invitado, y que, por lo tanto, no podrá asistir a dos de las sesiones de creación, se programan una serie de sesiones con invitados provenientes del mundo profesional: Miquel Adam (editor de Ara Llibres), Víctor García Tur (escritor y diseñador, que colabora habitualmente con Empúries, Arcàdia, etc.) y Borja Bagunyà, que hace las veces de segundo editor de mesa.

En cada una de estas sesiones se trabaja sobre un problema específico del texto: en el caso de Miquel Adam, se le envía el manuscrito como se enviaría a un editor; dado que no es posible hacer la sesión en la misma editorial —esta salida se había programado con antelación, pero la proximidad con Sant Jordi la impide—, se dedica la sesión tanto a trabajar el manuscrito desde un punto de vista profesional como, al mismo tiempo, a ofrecer una visión de lo que se pide, lo que se espera y lo que se rechaza en el campo de la edición real. El trabajo con Borja Bagunyà se orienta a la revisión de texto, a partir de preguntas concretas (sobre inicios y finales, títulos, ordenaciones, fraseo, etc.). Con García Tur, se dedican un par de sesiones a hablar del objeto libro, de sus componentes, del proceso de diseño y del de producción. Se introducen aquí tanto consideraciones fundamentales sobre la cubierta —a los creadores se les pide que escriban un informe, que Víctor García utilizará para hacerles propuestas de portada sobre las que se decidirá, finalmente, la definitiva— como notas sobre los costes de producción en una tirada autoeditada. Estas notas —la producción de un presupuesto— se debatirán también con los creadores.

A lo largo de este proceso, se cuestionan muchas decisiones tomadas con anterioridad: sobre los títulos de las secciones y los temas que se plantean en ellas, y, en particular, el título de la obra, que ahora pasa a ser Posa tu el títol, entendiendo que no tiene sentido que al lector se le diga de qué trata una obra hasta que no la haya leído. Después se toma conciencia de que el proceso de escritura no es lineal, y que se necesitaría mucho tiempo para seguir trabajando en el libro.

 

Acciones vinculadas con la residencia

25 de abril: reunión con Miquel Adam, editor de Ara Llibres, donde se debate sobre la viabilidad del manuscrito, se sugieren correcciones y reordenaciones y se presenta la opción de publicación a través de una editorial comercial.

2 de mayo: trabajo de edición de mesa con Borja Bagunyà, como continuación de las notas apuntadas por Adam.

9 y 16 de mayo: visita de Víctor García Tur, con quien se trabajan conceptos de diseño y la concepción de objeto y se explora la opción de una autopublicación. Sesión informativa y propuesta de cubiertas.

Aprovechando la tercera hora, el martes 4 de junio se visita la librería Calders.