PSIRC EN RESiDENCiA en el Instituto Martí Pous

Creación comunitaria «Cuerpo, atención y escritura».

En esta residencia propondremos abordar una técnica que, conjuntamente con Rolando San Martin, apliquemos internamente en los procesos de creación de la compañía PSiRC y la cual es objeto de estudio en proceso. Es una práctica que pone en valor lo que por nosotros el circo puede aportar a las escrituras contemporáneas y futuras de piezas escénicas.

¿Desde dónde?

Intentamos recuperar el valor que tiene el cuerpo en las creaciones escénicas. No solo la coreografía de conceptos, símbolos y metáforas, sino la presencia de cuerpos. No tanto la ilusión de la ficción, sino el poder inmediato del peligro y el riesgo que toma un cuerpo.

Es una pregunta que nace en un contexto histórico y social concreto, esto es, la transición de la humanidad hacia su independencia de los cuerpos biológicos. Cada vez se delegan más funciones vitales en prótesis tecnológicas. El cuerpo humano se está convirtiendo en un actor de segunda, salvo para crear un objeto de exhibición.

En este sentido, es necesario revisar también la carga simbólica que atribuimos al cuerpo virtuoso. Este virtuosismo crea una especie de absoluta presencia del gesto de circo. Es un gesto que por sí mismo no puede ser representativo, no puede llevar a escena lo que ha estado presente en otro lado, por lo que el peso simbólico recae en el valor de la práctica misma.

 

Entendiendo la importancia simbólica que entonces recibe la práctica de circo en escena, más que apuntar a una superioridad del ser humano, una idea que va cristalizando paralelamente con la revolución industrial, planteamos la imposibilidad de superar los propios límites como a figura trágica. Más que poner en valor la capacidad de dominación, queremos poner la mirada en el efecto que genera la práctica circense en el cuerpo de una persona, ya partir de ahí generar una guía para estructurar creaciones de circo.

A partir de esa mirada, virtuosa, trágica, creemos que se puede generar un contenido que no entre en conflicto con la forma de la escena.

Creemos que esa mirada sobre el cuerpo virtuoso, más trágica que dominante, puede ser generadora de sentido. Un sentido que en escena nos permita acercar contenido y forma, que nos aleje de la dicotomía del circo contemporáneo entre narratividad y técnica de circo.

Materialidad, significante y significado coinciden.

Creemos que la práctica de las técnicas de circo tienen un componente de desnaturalización de cuerpos y objetos, con una atención y cuidado excepcional. Este estado, si lo conseguimos desvestir de mímica y representatividad, puede crear el “encantamiento” al que se refiere Erika Fischer-Lichte cuando habla de las realizaciones escénicas:

La experiencia estética no se produce únicamente a partir de eventos excepcionales, sino también a partir de la percepción de lo ordinario... Se perciben cuerpos, acciones, movimientos, objetos, sonidos y olores cotidianos que al mismo tiempo aparecen como extraordinarios, como transfigurados.

Cuando lo cotidiano se convierte en extraordinario, las dicotomías se hunden y las cosas se transforman en su opuesto, el espectador experimenta la realidad como encantada. Es ese encantamiento lo que le pone en un estado de luminosidad que lo puede transformar.