El Proyecto / PARTICIPANTES

CREADORES:

Se los invita a desarrollar un proceso de creación propio, a partir de una definición inicial de proyecto abierto, que -en más o menos medida- se modificará a partir de la interacción con el contexto concreto en el que se desarrollará. Los equipos de mediación invitan a los creadores a EN RESiDÈNCiA. Los criterios para proponer un creador tienen que ver con una conjugación de variables:

  • Ser creador y disponer de una trayectoria significativa.
     
  • Que sus prácticas y producciones tengan capacidad de dialogar y establecer conexiones con los participantes.
     
  • Que tenga capacidad de asertividad y empatía, y de situarse en un contexto que no sea el habitual.
     
  • No es necesario que sea un artista docente o un didacta o pedagogo de las artes, si bien en bastantes ocasiones se trata de creadores vinculados al mundo de la formación.

Desde la definición inicial, se ha insistido en la necesidad de que se trate de una obra propia, que forme parte de la trayectoria del artista. Y en que el proceso que se desarrollará no es del tipo “taller” o “didáctica de la creación”. El objetivo no es explicar la creación contemporánea, sino contribuir a que los participantes (alumnos, profesores, mediadores...) vivan y experimenten todos los procesos que tienen que ver con la creación: desde la fase de ideación hasta la formalización y presentación pública, pasando por la investigación, el ensayo, la documentación, el proyecto... Se pide al artista, por tanto, que lleve a cabo varios desplazamientos en sus prácticas y procesos de creación: un desplazamiento físico, basado en que el proceso no se desarrolla en su espacio habitual (taller, espacio de creación, estudio...) sino en un aula de secundaria de un centro educativo público; y un desplazamiento “político”, en la medida que EN RESiDÈNCiA lo obliga a realizar un proceso en el que, si bien no se cuestiona su autoría, establecerá diálogos, negociaciones y, en definitiva, asumirá un grado de participación en su obra tanto por parte de los alumnos como por parte de los profesores y mediadores. En función del talante del creador y de su visión sobre las prácticas artísticas, el diálogo con los otros agentes implicará prácticas más cercanas (o más alejadas) a las prácticas colaborativas.

 

ALUMNOS:

EN RESiDÈNCiA les otorga una condición activa, como sujetos del proceso de creación. En el diálogo con el creador y docente se pretende que también participen activamente en todos los procesos. Y que la residencia les permita, por un lado, conocer la creación desde dentro de un proceso abierto, por otro, asumir roles diferentes de los habituales, y por último, participar en todas las etapas del proceso de creación, desde la ideación hasta la presentación. EN RESiDÈNCiA permite desarrollar dimensiones y aspectos diferentes de uno mismo, y también conocer el sistema cultural, de la mano de las conexiones llevadas a cabo durante la residencia.

Desde la definición inicial del programa se ha trabajado con alumnos de ESO de centros públicos de Barcelona. Se trata, por tanto, de adolescentes de 12 a 16 años. Si bien han participado alumnos de cualquiera de los cuatro cursos de la ESO, predominan los grupos de cuarto, por la facilidad organizativa que implican las asignaturas optativas que muchos institutos reservan para este curso. Hay que tener presente que, salvo alguna excepción, no se trabaja con grupos clase enteros, sino con grupos de quince a veinte alumnos y que, por tanto, deben hacerse varios encajes en la organización horaria del curso para que pueda realizarse la sesión semanal de dos horas con el creador o creadora y la segunda sesión de una hora.

 

DOCENTES:

La suya es una función clave: contribuir a que la residencia encaje en los aprendizajes del grupo de alumnos; relacionar lo que aporta el proyecto con las materias y los contenidos, tanto de su asignatura como de otras; dialogar con el creador, cuidando de que todo encaje bien; vincular la residencia al instituto, propiciando alianzas y complicidades que permitan que la residencia contamine al centro; incorporar las transformaciones en la manera de encajar la creación contemporánea, gestionar el “después” de la residencia...

EN RESiDÈNCiA exige, como requisito, la participación de un profesor o profesora como referente del proyecto. Pero también se recomienda que el docente esté acompañado, de manera estable, por uno o dos docentes de otras materias, que aunque tienen un papel secundario pueden contribuir de manera significativa al desarrollo pleno de la residencia; por una parte, reforzando el proyecto concreto desde sus áreas y especialidades, por otra, contribuyendo a que el proyecto sea más permeable a toda la institución. Hay que tener en cuenta que se pretende que la residencia no sea solo una experiencia ceñida al grupo de alumnos directamente implicado, sino que tiene que “contaminar” al centro y tiene que contribuir a abrir algún proceso de transformación en los modos de hacer del centro.

El carácter interdisciplinario del proyecto permite incluir a profesores y profesoras de cualquier área de conocimiento. Por eso, no siempre es referente de la residencia el profesor del área de educación visual y plástica. En muchas ocasiones han liderado la residencia profesores de tecnología, música, ciencias sociales, lengua catalana, lengua castellana o ciencias naturales.

 

MEDIADORES:

Las residencias son coordinadas por varios equipos de mediación, expertos en las intersecciones entre cultura y educación. Su protagonismo en el desarrollo del programa es uno de los rasgos que hacen singular a EN RESiDÈNCiA. Resumidas en dos grandes capítulos (“comisariado y coordinación”), sus funciones tienen que ver con la gestión global de cada residencia en toda su complejidad. Por tanto, cuidan del proceso en sus distintas dimensiones (artística, educativa, relacional, productiva). En síntesis, los equipos de mediación propiciarán que la residencia se desarrolle plenamente, velando por los diversos equilibrios que tienen lugar en ella (proceso/obra; proyecto artístico / dimensión educativa; autoría/participación) y contribuyendo a la buena marcha de las distintas interacciones en juego: creador/alumnos, creador/profesor, aula/instituto. Entre las tareas más significativas, se incluye velar por las conexiones que cada residencia, en función de la definición gradual de su proyecto, debe establecer con otros agentes (equipamientos culturales de barrio o de ciudad, profesionales, invitados, proyectos culturales, etc.). También tienen funciones relacionadas con la comunicación y la visibilidad de la residencia.

En el momento de la definición inicial del programa se decidió otorgar a los mediadores una función de “comisariado”. En efecto, los mediadores son los que proponen al ICUB y al CEB los creadores participantes. Hacen, por tanto, la propuesta artística. Y su función “comisarial” no se termina aquí, ya que a lo largo del proceso establecen un diálogo continuo con el creador sobre el proyecto que se desarrollará. De entrada validan (o proponen modificar) el proyecto inicial y, a medida que la residencia va madurando, velan por que la orientación que le dé el creador encaje en el contexto y en los objetivos pedagógicos del proyecto. Y, también, acuerdan, junto con los creadores y los profesores y alumnos, el redactado de todos los textos (carteles, elementos expositivos, publicaciones, elementos de comunicación, etc.) relativos a la residencia y, en especial, a las obras resultantes.

Por todo eso, entre los saberes y las capacidades que se exigen a los mediadores se incluye una competencia general que podemos resumir con “conocer el sistema cultural (especialmente, el artístico) y el sistema educativo”, que deben conjugarse con las competencias y habilidades más específicas que ayudan a desarrollar un proyecto de creación en un contexto escolar.
 

VÍNCULOS Y CONEXIONES ESTRUCTURALES:

La función conectora entre el sistema cultural y el educativo -definitoria de EN RESiDÈNCiA- es posible gracias a diversos modelos de conexión ensayados desde la primera edición del programa. Por un lado, las conexiones puntuales que cada residencia establece con su entorno (territorial, temático, sectorial, profesional, etc.) en función del proyecto individual y de su contexto específico. Esta conexión puede ser más o menos intensa en función de distintas variables y puede ir desde la “visita” (al instituto o bien al centro conectado) hasta la coproducción (expositiva, de localización de la presentación pública, etc.), incluyendo todo tipo de posibilidades.

Por otro lado, EN RESiDÈNCiA ha establecido, desde la tercera edición, una conexión estructural con el equipo educativo del Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA). En este marco, y en función del proyecto de cada residencia, el equipo educativo del MACBA, en colaboración con el artista, prepara una visita al museo contextualizada específicamente para el grupo de alumnos y el proceso en el que participan. Esta visita de ida puede tener una visita de vuelta, en la que el equipo del MACBA visita a los alumnos en el centro y devuelve la actividad, profundizando en temas y aspectos propios del proceso en marcha.En relación con las conexiones estructurales de EN RESiDÈNCiA en el sistema cultural y artístico de Barcelona, la novena edición también implica novedades significativas. Por un lado, la incorporación del Museu del Disseny de Barcelona, de manera estable, permite incrementar la visibilidad de las artes del diseño en el programa. Por otro lado, la vinculación de EN RESiDÈNCiA con el programa Barcelona Ciudad de la Literatura UNESCO contribuirá a dar más relieve a los vínculos entre la creación literaria y las prácticas artísticas contemporáneas.

Las conexiones amplifican y expanden el proyecto y contribuyen a hacer efectivo el derecho a participar en la vida cultural, y a la construcción de ciudadanía cultural activa. Se insiste a los alumnos sobre el hecho de que deben apropiarse del sistema cultural, en la medida que se los invita como agentes activos, con deberes y responsabilidades recíprocas. Se estima que este valor de las conexiones es uno de los principales efectos potencialmente transformadores de EN RESiDÈNCiA: la mayoría de los alumnos (y profesores, en algunos casos) tienen vínculos muy escasos con los equipamientos, agentes y acontecimientos culturales de la ciudad. Y viceversa, el sistema cultural, artístico y los propios creadores reconocen que sus vínculos con el sistema educativo también son muy débiles, si no inexistentes.

 

RESPONSABLES DEL PROGRAMA:

EN RESiDÈNCiA dispone de una dirección global, ejercida conjuntamente por técnicos del Instituto de Cultura de Barcelona y el Consorcio de Educación de Barcelona. Le corresponden las funciones de seguimiento global del proyecto, la adecuación a los objetivos, la apertura de espacios comunes y de trabajo para los diversos agentes, velar por la continuidad del proyecto, por su encaje en las respectivas instituciones, por profundizar en las conexiones, por su visibilidad, por la búsqueda de financiación y por la realización de la exposición colectiva, posterior a cada edición.